Fuente: http://www.comunicarigualdad.com.ar/el-femicidio-es-un-problema-cultural/
COMUNICAR IGUALDAD- “Tanto el
femicidio como la violencia de género son temas
exclusivamente ideológicos. Cada vez que se comete una barbaridad se la
trata de justificar ‘en nombre de’, como la Inquisición. Y no puede significar
nunca un atenuante para estos delitos el haberlos cometido en nombre de algo”
fue terminante el juez federal Carlos Rosanksy, uno de los integrantes del
panel.
El resto de las personas
disertantes convocadas por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la
Xenofobia y el Racismo (INADI) para debatir sobre el feminicidio fueron Lilian
Herrera Mármol –integrante de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones
para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (CONSAVIG), Oscar
Albrieu -diputado nacional que preside la Comisión de Legislación Penal-,
Silvia Lommy -integrante de la Asociación Civil La Casa del Encuentro-, Julia
Contreras – Directora de Promoción y Desarrollo de Prácticas contra la
Discriminación del INADI-, Cecilia Lipszyc – coordinadora del Area de Género
del INADI- y Pedro Mouratian –interventor del INADI-.
“El aporte del discurso político
feminista en este tema es la denuncia de que los homicidios se podrían evitar,
que son el resultado del crescendo sin control de una violencia de género que
se basa en la desigualdad entre mujeres y varones y en el sentido de propiedad
de lo masculino sobre lo femenino” señaló en su intervención Julia Contreras.
Cecilia Lipszyc aportó que el término femicidio es desde su punto de vista “una
herencia del patriarcado. Se hizo una traducción literal del inglés y se basa
en el homicidio, que proviene del latín ‘homo/varón’ y ‘cidium/acción de
matar’. La palabra mujer es fémina, con lo cual debería haberse dicho
feminicidio. A mi me produce emoción violenta que las feministas no hayan visto
que copiaban una palabra del patriarcado como matar a un hombre para mostrar
que se mataba a una mujer. Marcela Lagarde pone más en valor la palabra
feminicidio, en función de la experiencia espantosa de Ciudad Juarez, usa
feminicidio para cuando el Estado no sale en defensa de estas mujeres
asesinadas, y lo asimila al genocidio. El feminicidio es algo que sucedió toda la
vida y ahora lo sabemos. Durante la inquisición mataron 6 millones de mujeres
incendiadas y eso me hace pensar muchísimo, y no tengo respuesta, en los
crímenes que se comenten ahora quemando mujeres.”
El diputado Oscar Albrieu señaló
que “estos encuentros son pequeños grandes pasos en visibilizar el problema. La
historia en Occidente se remonta a la Edad Media y quizás antes pero permaneció
oculta, y es reciente su exposición. Hoy la tarea del ocultamiento tiene formas
como hablar de crímenes pasionales o arranques de locuras, lo cual oculta el
entramado social y cultural que hay detrás de este tipo de violencia. El varón
tradicionalmente sometió a la mujer y la violencia es quizá la herramienta más
eficaz para mantener esta dominación”.
En relación al proyecto de ley de
feminicidio que está en tratamiento en el Parlamento, como ex juez del fuero
penal observó que “el castigo penal es una herramienta mas pero no siempre la
más efectiva para evitar actos de violencia como éste, y no produce un cambio
cultural como el que debemos propiciar en nuestra sociedad. Por el contrario,
tiene poca efectividad y un grave problema: es fácilmente aplicable y no
requiere dinero, con lo cual las leyes salen fácilmente. Con lo cual producen
la falsa ilusión de que el problema esta resuelto. Pero quienes somos o fuimos
jueces penales sabemos que el problema subsiste, por eso es bueno que se siga
insistiendo en el cambio cultural”.
Silvia Lommi, psicóloga, se
refirió a casos particulares para mostrar todo lo que hace falta hacer cuando
una mujer es víctima de violencia de género o de feminicidio y que superan los
contenidos del proyecto en tratamiento. “Estamos trabajando entre otros el caso
de Romina, de Benavidez, a quien en agosto su ex pareja le mató a la abuela, la
hija y la hermana. El primer día que sucedió el hecho estuvo el Estado, la
prensa y luego desaparecieron y ella me decía si nadie pensaba que tiene otra
nena, que no tiene recursos porque vivía en la casa de él, que perdió todas sus
pertenencias y no tiene trabajo. Por eso estamos pidiendo subsidios para estos
casos. O los chicos que quedan huérfanos cuando la madre es asesinada y son
distribuidos entre varias familias, se quedan sin recursos.
Por otra parte, las cifras de
feminicidios que nosotras recogemos no refieren a la realidad. Hay una cantidad
enorme de muertes silenciosas: mujeres que mueren como consecuencia de una vida
de violencia pero que es muy difícil hacer la relación con el violento que
vivió con ellas; o los suicidios inducidos: hace poco hubo en Rosario una chica
de 17 años que se pegó un tiro y parecía un suicidio, pero investigaron los
familiares y se descubrió que vivía en una situación de extrema violencia,
había sido abusada por el padre, él la había golpeado delante de sus
compañeros, la llevó a la comisaría y exigió que se le hiciera una revisación
ginecológica porque decía que había tenido relaciones sexuales. Y muchas
mujeres internadas graves por situaciones de violencia pero que mueren con
diagnóstico de paro respiratorio. Con lo cual el debate sobre si aumentan o
disminuyen los femicidios es relativo. Aunque yo creo que aumentan.”
Herrera Marmol dejó de manifiesto
el agrado de la CONSAVIG con el proyecto que tratará el Senado ya que contempla
la figura del feminicidio como delito autónomo, aunque no lo llame como tal. La
importancia de esto la situó en “las dificultades que conllevaría probar el
odio de género como agravante nada más”. Y delineó las otras áreas de
aplicación de la Ley 26485 en las que está trabajando la CONSAVIG: “Tenemos
elaborado un proyecto para trabajar con la reforma que se está haciendo del
Código Civil, que establece que el acusado por delito de femicidio no sea
sometido a juicio para evaluar si puede ejercer o no patria potestad, sino que
le corra automáticamente la figura de privación de la misma. Y que cuando sea
condenado, la privación también sea automática, sin nuevo juicio en sede civil.
Y estamos trabajando también en posibilidad de que los hijos de las víctimas
cuenten con una asignación inmediata, algo similar a la Asignación Universal
por Hijo, ya que se convierten en personas altamente vulnerables, muy
expuestas”.
A su turno, Rosansky se detuvo en
una interpretación de los índices actuales de feminicidios como una ola
reaccionaria: “Estamos en una etapa de cambio, y todo avance social genera una
reacción, de ahí termino reaccionario. Pero no hemos logrado aún como sociedad
dar una respuesta adecuada a las reacciones violentas que esos avances han
generado. Son las reacciones de los que pierden poder. Ahí hay una enorme deuda
cultural”- y contextualizó la violencia de género en el pasado social violento
del país: “En los 70’ fuimos victima de un genocidio como nación y eso generó
marcas muy fuertes que incluyen la dificultad de dar respuesta adecuada a
muchas cosas. El terrorismo de Estado logró disminuir la posibilidad de empatía
entre nosotros, de sensibilizarnos ante la injusticia. Y la violencia de género
está en medio de estos procesos”. Luego agregó: “La historia de las mujeres es
de impunidad. No existe reproductor más fuerte de la violencia que la
impunidad. Es cierto que una cultura machista y discriminatoria genera
violencia, pero la impunidad frente a eso genera más violencia. Esto debe ser
el motor para entender los hechos, las reacciones, y las interpretaciones que
hace el Estado. Todo lo que está sucediendo es cultural”.
En relación a los proyectos de
feminicidio en tratamiento en ambas cámaras, como integrante de la CONSAVIG
Rosansky manifestó su acuerdo con la necesidad de que exista una figura
autónoma para hablar del asesinato de mujeres por razones de género: “La
argumentación es práctica –explicó-. El derecho es dogmático y los jueces y
abogados también. Cuando se pone el femicidio como agravante, que es el
proyecto aprobado por Diputados, puede ser muy buena la intención del
legislador pero está atravesado por cuestiones ideológicas. Por eso, la figura
autónoma obliga al juzgador a tener una mirada de género desde el comienzo, y
eso está faltando”.
Proyectos en debate
Ambos proyectos –en Diputados/as
y Senadoras/es- buscan sancionar el delito del asesinato específico por razones
de género en el marco de relaciones de pareja y el asesinato de aquellas
personas a quienes el feminicida mata para causar sufrimiento a la mujer con la
que tiene una relación emocional. Un caso paradigmático de este tipo es el
asesinato de Tomás Damero Santillán, de nueve años, en marzo del 2012 en la
ciudad de Lincoln, por parte de la nueva pareja de su mamá.
Además de la diferencia entre la
creación de una figura autónoma (proyecto con dictamen del Senado) y la
inclusión del hecho como agravante del homicidio (proyecto con media sanción de
la Cámara de Diputadas/os), aparecen otros aspectos divergentes entre ambas
propuestas: en relación a los victimarios, el proyecto de la Cámara Baja se
refiere –además de ascendiente, descendiente, cónyuge, excónyuge, conviviente o
exconviviente como el del Senado- a las personas con quienes se mantiene o ha
mantenido una relación de pareja, mediare o no convivencia, lo cual incluiría
por ejemplo a novios; y sobre los atenuantes: si bien ambos proyectos eliminan
los atenuantes en caso de que el homicida haya realizado actos de violencia
contra la víctima en el pasado, el del Senado agrega también si esta violencia
hubiera sido cometida contra otra/as mujeres o personas que se autoperciban con
identidad de género femeninas.
Lo ideal sería que si el proyecto
es aprobado el 3 de octubre en el Senado como salió de comisiones, cuando
vuelva a ser tratado en la Cámara Baja se haga una síntesis de ambas propuestas
en sintonía con la mayor protección de los derechos de las mujeres.
Sobre lo que pareciera no haber
ninguna duda entre ambas Cámaras es en la necesidad de incorporar estos
agregados al Código Penal y tipificar de forma específica el asesinato de
personas por razones de género, con lo cual es bastante probable que quizá
antes de fin de año Argentina se sume a los países de América Latina que ya
tipificaron el feminicidio entre sus normas legales.
ANTE CUALQUIER AMENAZA O HECHO DE
VIOLENCIA NO DUDE EN COMUNICARSE CON EL ESTUDIO. TENDRA EL ASESORAMIENTO QUE
MERECE. CEL: 116669-9184. Dr.Mariano Piñeyro.