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lunes, 26 de noviembre de 2012

Una Soberanía compleja. Una Batalla Olvidada.



Dr. Mariano Víctor Piñeyro.

(Nota para el programa radial “La Boca Ya tiene Dientes” FM 89.3 Mhz. Lunes de 20 a 21hs.)


Si bien nuestra Historia comienza en 1516 y el 9 de julio de ese año, se declaró oficialmente la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, casi la mitad de lo que hoy es Argentina.

La lucha por la Soberanía Nacional tomaría muchas batallas. Pero solo una, intrépida y audaz. Marcaria un hito en nuestra Historia. En un lugar inhóspito de  15 metros y  un ancho de aproximadamente 800.

Batalla compleja que duraría un día entero. Una Batalla Olvidada junto a sus Héroes. Si bien, fue un 20 de noviembre, este 2012 tendra importancia el 26 de noviembre. Mpstrando cual OLVIDADA ESTA. Se luchaba por ríos navegables, resultando en realidad en la definición histórica de nuestra Soberanía Nacional. 

Obligado era un paraje situado sobre la margen derecha del río Paraná, que allí baja en dirección NO a SE para desviar luego de N a S y nuevamente de O a E, de allí lo de “vuelta”. Tomó el nombre de su propietario, don Antonio Obligado, andaluz que lo había adquirido a su vez al canónigo Andújar en 1785. El recodo del río, la “vuelta”, tiene una profundidad de 15 metros y  un ancho de aproximadamente 800.

Las fuerzas patriotas disponían sólo de cuatro baterías: dos recuperadas de Martín García y las otras de San Nicolás, anticuadas y necesitadas de reparación por estar desfogonadas o carentes de algunas piezas. La orilla izquierda, en la provincia de Entre Ríos, era pantanosa e inutilizable para la defensa, por lo que las cuatro baterías se instalaron sobre la barranca derecha: la Manuelita, sobre el ángulo de la costa al mando del  teniente coronel de artillería Juan Bautista Thorne, con 7 cureñas de mar, empotradas en troncos de tala, de calibre de 10 y de 8 pulgadas. La segunda batería, la General Mansilla, al mando del teniente de artillería Felipe Palacios, ubicada en forma rasante sobre la barranca, en un declive del terreno, servida por 3 piezas, 2 de 12 y una de 8. La General Brown, del teniente de Marina Eduardo Brown, hijo del almirante, con 5 piezas: una de 24, 2 de 18, una de 16 y una de 12.

 Y la última batería, la Restaurador Rosas, al mando de Alvaro Alzogaray, ayudante mayor de Marina, armada con 6 cañones, 2 de 24 pulgadas y 4 de 16, ubicada en el tope de la barranca. En la parte baja, casi al nivel del agua, se había comenzado a construir otras tres baterías, pero no hubo tiempo para terminarlas.
Frente a la batería rasante que llevaba su nombre, para dificultar el paso de los invasores, en un alarde de ingenio, Mansilla atravesó el curso del Paraná con tres gruesas cadenas de hierro afirmadas sobre 24 barcazas desmanteladas, en cuyo remate sobre la orilla entrerriana se posicionó el bergantín Republicano, de madera, armado con 6 cañones de escaso calibre, al mando del capitán Craig y con una tripulación de 2 oficiales, 9 suboficiales, 21 artilleros y 13 marineros.
La fuerza invasora estaba formada por el buque insignia inglés Gorgon, de 1.200 toneladas, a vapor, al mando del comandante en jefe, capitán Hotham; el Firebrand, también a vapor, comandado por el capitán Hope; la corbeta Comus, del capitán Inglefield; los bergantines Philomel, del capitán Sullivan; Dolphin, con el capitán Leving, y Fanny, del capitán Key. Esta flota británica portaba en total 50 cañones, casi el doble de los argentinos y mucho más potentes, mejor puntería y largo alcance.

El 17 de noviembre la poderosa flota europea se acerca a donde la esperan los enardecidos defensores de la patria invadida. El 18 es día de reconocimientos y tanteos. El 19 amanece con neblina y sin viento, lo que inmoviliza a los invasores ya que algunos de sus barcos eran a vela. Pero el 20 se presenta favorable para su acción y los aliados avanzan con la St. Martin al frente, una ofensa que enfurece aún más a los argentinos.
Las bajas patriotas estuvieron de acuerdo al heroísmo con que se enfrentó a un adversario con mucha mayor capacidad de fuego: 250 muertos y 400 heridos, un total de 650 bajas, la tercera parte de los 2.160 combatientes que tomaron parte del combate.

Los 21 cañones de las baterías (sólo se salvaron los 9 de los cuerpos móviles) cayeron en poder del enemigo, que inutilizó o echó al agua a la mayoría, salvo diez de bronce que llevó a Europa para exhibirlos en sus museos e instituciones militares. Los lanchones que sostenían la cadena fueron incendiados.
Las pérdidas europeas fueron: franceses, 18 muertos y 70 heridos; ingleses, 10 muertos y 25 heridos. En cuanto a las pérdidas materiales, los más dañados fueron el St.Martín, que recibió mas de 100 disparos; el Fulton, cerca de 70; el Dolphin y el Pandour sufrieron ambos la destrucción de su velamen y el segundo la pérdida de sus dos anclas. El capitán del Dolphin anotó que “a las 5 de la tarde se recibió la señal para tripular botes armados y reunidos, pero ningún bote tripulado salió del costado del Dolphin por la sencilla razón de que todos nuestros botes estaban atravesados por las balas y se hundían”.


Es el día de la soberanía nacional. Fue instaurado en 1974 mediante la ley 20.770, si bien recién en 2010 fue hecho feriado mediante el decreto Decreto  1584/2010.

El Día de la Soberanía conmemora la Batalla de la Vuelta de Obligado, librado el 20 de noviembre de 1845. ¿Qué tiene que ver ese combate con la soberanía nacional? Veamos un poco su historia.

El combate se inició al amanecer del 20 de noviembre aguas abajo, cuando algunos lanchones fueron atacados por la flota anglofrancesa. La batalla duró casi todo el día. La superioridad tecnológica y numérica de los europeos prevaleció, pero sufrieron averías en casi todos sus buques principales, por lo que no pudieron avanzar mucho.
Si bien los europeos lograron la victoria, fue una victoria pírrica ya que no pudieron lograr lo que querían, la libre navegación de los ríos. Incluso lograron que todas las naciones de la región, incluso los más acérrimos enemigos de Rosas, se volcasen momentáneamente a favor de la causa anti europea. Por lo que terminó siendo una victoria diplomática de la Confederación Argentina.

Si bien no se obligó a los invasores a aceptar la soberanía de la Confederación sobre los ríos mediante la fuerza militar, sí se lo hizo por la resistencia del gobierno argentino a rendir su soberanía territorial. Mediante el Tratado Arana-Southern en 1847, finalmente los británicos retiraron su flota y reconocieron la soberanía de la Confederación. Francia lo hizo un año más tarde en el Tratado Arana-Lepredour.

Nunca se debe dejar de luchar por la Soberanía. Ella nos da un Territorio, cobija y alimenta a una Poblacion. Y esta ultima crea un Gobierno y normas de control. Obteniendo un Estado Nacional con Soberania propia. Pero compleja y olvidada en nuestras mentes. Al no tener presente tan importante Batalla.

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