Dr. Mariano Víctor
Piñeyro.
(Nota para el programa
radial “La Boca Ya tiene Dientes” FM 89.3 Mhz. Lunes de 20 a 21hs.)
Fuente: http://www.manuelbelgrano.gov.ar/belgrano_militar_tucuman.htm
Belgrano y la
Batalla de Tucumán
La batalla de Tucumán tiene un significado especial en la
causa de la Revolución, dado que frenó la avanzada realista, y es el primer
acto del triunfo argentino del norte, del cual el segundo es la batalla de
Salta. Más allá de la trascendencia que tuvo la batalla librada en Tucumán el
24 de septiembre de 1812, desde el punto de vista político, también es
significativa desde el aspecto militar.
Las batallas de Tucumán y Salta, son las únicas de carácter
campal dadas contra los españoles en el territorio argentino. Y esto les da a
esos triunfos un significado singular. 1.
Nos referiremos a la batalla de Tucumán. Resulta de sumo
interés, el testimonio que aporta el general José María Paz en sus Memorias,
acerca de la retirada de Belgrano del norte, después de hacerse cargo de los
restos del ejército patrio derrotado en el Desaguadero. Belgrano se retiraba
desde Jujuy, en dirección a Tucumán, hacia fines de agosto de 1812. El ejército
contaba con sólo 1.500 hombres, casi desorganizado y desprovisto de todo. Por
detrás venía en su persecución, el general Tristán, destacado por Goyeneche con
un ejército español de más de 3000 hombres.
A pesar que las avanzadas del ejército realista venían
picando peligrosamente la retaguardia del ejército patriota, Belgrano se
mantuvo sereno y valiente. Con su actitud logró que sus soldados no cayeran en
el pánico. En esas circunstancias adversas, era cuando Belgrano mostraba su
verdadera estatura moral. Según Paz: “jamás desesperó de la salud de la patria,
mirando con la más marcada adversión a los que opinaban tristemente sobre
ella”. 2
Es importante señalar que Belgrano desobedeció la orden del
Triunvirato que le ordenaba trasplantar a Córdoba la fábrica de fusiles que
funcionaba en Tucumán, y desmantelar, desguarnecer y abandonar enteramente
Tucumán, para establecerse en Córdoba, frente a la avanzada realista. La
desobediencia de Belgrano selló la suerte de nuestras provincias del Norte,
dado que obedecer las órdenes del Triunvirato, que sólo atinaba a salvar la
Capital y su gobierno, hubieran significado la pérdida del norte argentino.
Belgrano se debió enfrentar a los enemigos realistas y a las órdenes del
gobierno, que actuaba de una manera egoísta. Con su actitud, Belgrano salvó la
causa de la Revolución. Y éste es el enorme mérito de esta batalla.
Belgrano simuló tomar un camino que se dirigía a Santiago del
Estero, sin tocar en Tucumán. Así, el prócer se propuso engañar a Tristán que
creyó que Belgrano abandonaba Tucumán, con lo cual, descuidó las más elementales
precauciones de orden militar, dando lugar a la captura en Trancas, de Huici.
Belgrano se detuvo con sus tropas en La Encrucijada, lugar cercano a la ciudad
de Tucumán, y despachó para Tucumán a Juan Ramón Balcarce, “dándole las más
amplias facultades para promover la reunión de gente y armas y estimular al
vecindario a la defensa”. 4
El valor de Belgrano se reflejaba en su actitud: “era siempre
en el sentido de avanzar sobre el enemigo, de perseguirlo; o si era éste el que
avanzaba, de hacer alto y rechazarlo”. 3 El triunfo premió a los tropas
patriotas en la acción de Las Piedras, el de septiembre de 1812, contra las
avanzadas realistas del coronel Huici.
El vecindario tucumano respondió con entusiasmo al pedido de
Balcarce, y el Cabildo envió una diputación a Belgrano, para persuadirlo a
quedarse en Tucumán, y con todo el apoyo de este pueblo, organizar la defensa y
presentar combate al invasor. Belgrano consiguió que se le otorgara dinero y
gente en cantidad apreciable, por lo cual se dirigió a la ciudad de Tucumán,
decidido a enfrentarse con el enemigo. Belgrano contó con doce días para
organizar sus tropas. Su plan consistía, como dice Mitre en “esperar al enemigo
fuera de la ciudad, apoyando su espalda en ella”, y después, “en caso de contraste,
encerrarse en la plaza”. Para lo cual, cuenta Paz que en ella “se fosearon las
bocacalles y se colocó la artillería” que no iba a llevarse a la acción. 5.
Los vecinos principales se ocuparon en alistar gente de la
campaña para engrosar el ejército, también reunieron caballadas y
proporcionaron reses para el mantenimiento de los defensores.
Llegaron contingentes reducidos de Catamarca y Santiago. Así
se formaron los cuerpos de caballería de las provincias del Norte, llamados
Decididos. Muchos de estos soldados tuvieron que improvisar hasta sus lanzas
con cuchillos enastados en palos y tacuaras.
El ejército invasor tuvo que soportar el vacío y el silencio
que hallaron a lo largo del camino. Eran hostilizados por las partidas criollas
y el 23 de septiembre, el general Tristán, tuvo la máxima sorpresa, al avistar
la ciudad de Tucumán y advertir la presencia de Belgrano y su ejército en ella.
El 24 de septiembre se encontraron el ejército
realista y el patriota en la batalla de Tucumán, y a pesar de que el ejército
realista contaba con 4000 hombres y el patriota con sólo 2000, la suerte sería
favorable para los patriotas. Según palabras de Paz, “es el de Tucumán uno de
los combates más difíciles de describirse, no obstante el corto número de los
combatientes”. Continúa: “Que la izquierda y centro enemigos fueron arrollados;
nuestra izquierda fue rechazada y perdió terreno en el desorden, en términos
que el comandante Superí estaba prisionero por una partida enemiga, que luego
tuvo que ceder a otra nuestra que la batió y lo represó. El enemigo, por
consecuencia del diverso resultado del combate en sus dos alas, se vio
fraccionado, a lo que se siguió una gran confusión”. 6
Desde el punto de vista estrictamente militar, la batalla se
reduce a lo que refiere Paz. Porque lo que sigue, que acaba en victoria, se
debió a distintos factores: religiosos, populares, psicológicos, naturales,
etc.
A mitad de la batalla, ocurrió algo sobrenatural que
contribuyó a desbandar las tropas realistas y a llenarlos de pánico. Fue un vasto
huracán que llegó furioso del sur. Según el relato de Marcelino de la Rosa, a
quien se lo contaron protagonistas de esta batalla: “El ruido horrísono que
hacía el viento en los bosques de la sierra y en los montes y árboles
inmediatos, la densa nube de polvo y una manga de langostas, que arrastraba,
cubriendo el cielo y oscureciendo el día, daban a la escena un aspecto
terrífico”. 7
Otro factor muy importante, además del viento y de las
langostas, fue la acción de la caballería gaucha, tucumana en su mayor parte,
del ala derecha. Esta llevó su carga sobre el enemigo, de un modo formidable.
La caballería enemiga de Tarija, al verlos llegar, se asustó y huyó. Ni la
infantería española pudo contenerlos : pasaron por encima y, cuando se dio
cuenta, los encontró a su retaguardia. La caballería gaucha al llegar a los
bagajes y las mulas enemigas, cargadas de oro y de plata, se dispersaron y se
dedicaron a despojar de todo esto a nuestros enemigos. A pesar de las críticas
de Paz, quizás esta actitud contribuyó a acobardar al ejército enemigo y a
hacerlo retirar, dándose por vencido.
Después del encuentro de los dos ejércitos, reinó la
confusión. La infantería patriota quedó dueña del campo de batalla, pero,
viéndose sola, se replegó sobre la ciudad., y entró en ella para acantonarse y
preparar su defensa. bajo el mando del coronel Eustoquio Díaz Vélez, mientras
Tristán con el resto de su ejército llegó hasta la goteras de Tucumán, donde se
estacionó como sitiándola. Belgrano, acompañado del coronel Moldes y algunos
soldados, fue hasta el Rincón, sin saber los resultados de la acción. Paz va a
ser quien se encuentre con Belgrano y le informe que en la ciudad se encontraba
fuerte toda su infantería, con lo que Belgrano, conociendo el triunfo de la
caballería tucumana, supo de su triunfo.
Tristán tuvo una actitud indecisa. Pero en la tarde del 25,
se convenció de que no tomaría la ciudad, y vio que era amenazado de afuera por
columnas patriotas que en torno a Belgrano se irían engrosando, por lo que se
dio por vencido y esa misma noche emprendió la retirada en dirección a Salta.
Según el historiador Vicente Fidel López esta batalla fue “la
más criolla de todas cuantas batallas se han dado en el territorio argentino”.
Y eso es para él, “lo que la hace digna de ser estudiada con esmero por los
oficiales aplicados a penetrar en las combinaciones con que cada país puede y
debe contribuir de lo propio a la resolución de los problemas de la guerra”. 8
Sobre su trascendencia, dijo Mitre: “Lo que hace más gloriosa
esta batalla fue no tanto el heroísmo de las tropas y la resolución de su
general, cuanto la inmensa influencia que tuvo en los destinos de la revolución
americana. En Tucumán salvóse no sólo la revolución argentina, sino que puede
decirse contribuyó de una manera muy directa y eficaz al triunfo de la
independencia americana. Si Belgrano, obedeciendo las órdenes del gobierno, se
retira (o si no se gana la batalla), las provincias del Norte se pierden para
siempre, como se perdió el Alto Perú para la República Argentina’’. 9
1-Véase : MANUEL LIZONDO BORDA, Tucumán, la batalla del
pueblo. En: Manuel Belgrano, los ideales de la Patria. Buenos Aires, Instituto
Nacional Belgraniano, 1995, p.59.
2-MANUEL LIZONDO BORDA, Tucumán, op. cit., p.59.
3- MANUEL LIZONDO BORDA, Tucumán, op. cit., p. 59.
4- MANUEL LIZONDO BORDA, Tucumán, op. cit., p. 61.
5- MANUEL LIZONDO BORDA, Tucumán, op.cit., p. 62.
6- MANUEL LIZONDO BORDA, Tucumán, op. cit.,p. 63.
7- MANUEL LIZONDO BORDA, Tucumán, op. cit., p. 63.
8-MANUEL LIZONDO BORDA, Tucumán, op. cit., p. 65.
9-MANUEL LIZONDO BORDA, Tucumán, op. cit., p. 65.
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